“No es el debate el que impide la acción, sino el hecho de no ser instruido por el debate antes de que llegue la hora de la acción.” Tucídides
lunes, 25 de marzo de 2019
lunes, 18 de marzo de 2019
¿Cómo preparamos un debate?
Después de haber formado los equipos, iniciaremos la preparación de los debates propiamente dicha.
El primer aspecto básico, y que en ningún caso puede fallar, es un buen dominio del tema sobre el que se va a debatir. Para ello es inevitable llevar a cabo un buen proceso de documentación.
Una vez se conoce el tema sobre el cual se debatirá, la primera tarea a realizar por el equipo es obtener documentación sobre el mismo. Esta fase es fundamental para la construcción de una buena línea argumental, por lo que debe prestársele especial atención. Contar con un conocimiento profundo del tema aportará seguridad al orador, ya que tener datos reales en los que basar la argumentación dará contundencia y fuerza expresiva a su mensaje. Asimismo, reducirá el riesgo de que el equipo contrario pueda desbaratar sus argumentos.
Es conveniente que cada equipo cuente con una metodología a la hora de realizar la investigación. Hay que plantearse distintas fases:
– Planificación
– Búsqueda y tratamiento de la información
– Organización de la información
1. Planificación del trabajo a realizar. Dedicar cierto tiempo a reflexionar acerca de cómo realizar el proceso de recogida de materiales es fundamental. Nunca se tratará de un gasto, sino de una inversión, ya que una buena planificación ahorrará gran cantidad de esfuerzo y ayudará a clarificar las ideas. Los puntos a tener en cuenta serán:
– Conocimientos previos sobre el tema
– Información que necesitamos obtener
– Fuentes a las que recurrir
– División del trabajo
– Conocimientos previos sobre el tema:
– Reflexión individual.
Cada miembro del equipo analizará los conocimiento que posee sobre la cuestión, su opinión, y los motivos que justifican esta opinión.
– Puesta en común de los conocimientos personales.
Permitirá conocer los aspectos en los que es necesario profundizar durante la investigación. Este punto es importante con el objeto de evitar duplicar esfuerzos y encontrar sinergias.
– Información a conseguir.
Es conveniente obtener información diversa para fundamentar las exposiciones. Así, se debe conseguir tanto información cuantitativa (estadísticas, estudios) como cualitativa (citas, anécdotas, ejemplos). A pesar de que la información primaria (elaborada por el propio investigador) resulta muy valiosa, requiere mucho tiempo de recolección y procesamiento, por lo que se suele utilizar información secundaria.
– Fuentes que consultar:
Los lugares y personas de las que obtener información pueden ser tan abundantes como cada uno imagine. Siempre deben consultarse diferentes fuentes (no sólo para obtener mayor cantidad de información, sino también para verificar datos), pero hay que considerar que el tiempo es limitado y nunca dará tiempo a consultarlas todas. Bibliotecas, centros de documentación de la universidad, publicaciones especializadas, archivos, etc. son las primeras fuentes a las que se suele recurrir. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la originalidad y actualidad de los datos son un factor muy importante. Así, es conveniente recurrir a Internet, hemerotecas, realizar entrevistas personales (a empresarios, ONGs, etc.)
– División del trabajo.
La cantidad de información disponible sobre cualquier tema es tan abundante que desbordaría a cualquier persona que pretendiera encontrarla y procesarla por sí sola. Siempre contando con una buena coordinación, todo el equipo debe implicarse en la búsqueda de información, y para optimizar el trabajo es conveniente un reparto de tareas, que puede realizarse siguiendo distintos criterios:
– por áreas o tipo de información a buscar
– en base a la facilidad de acceso a las fuentes
En este apartado tiene un papel importante la red de colaboradores de cada equipo.
2. Búsqueda y tratamiento de la información.
– Acumulación de la información
– Selección, análisis y síntesis de la información
– Acumulación de la información. Basándonos en los conocimientos previos y las ideas que éstos nos han sugerido, procederemos a la recopilación de datos propiamente dicha. Siguiendo un criterio metodológico, se debe intentar encontrar toda la información relevante posible. Se necesitan gran cantidad y variedad de datos, de distintas fuentes y fechas, que nos permitan tanto argumentar A Favor como En Contra sobre el tema. Hay que fijar una fecha límite para dejar de recoger información y empezar a construir las argumentaciones. Considerando este hecho, se realizará una primera discriminación en función de los contenidos de las obras consultadas (índice o titulares, en caso de noticias de prensa). Siempre se corre el riesgo de dejar información que podría resultar de gran ayuda, pero desde la planificación y la relación de fuentes que se ha decidido consultar pueden desarrollarse criterios de selección altamente fiables.
– Selección, análisis y síntesis de la información relevante. No toda la información que en un primer momento podía parecer interesante resultará útil a la hora de preparar el debate, de modo que habrá que descartar aquellos materiales que puedan desviar nuestra atención del objetivo que se persigue. Debe hacerse una selección más profunda a través de un análisis crítico para encontrar la información realmente relevante y agruparla, de forma que nos sea más fácil su tratamiento. En general, la información debe reunir las siguientes características:
– Veracidad
– Actualidad
– Relevancia
– Interés
3. Organización de la información. Toda la información utilizada para elaborar los discursos debe estructurarse con dos fines:
– facilitar su tratamiento durante la preparación del debate
– permitir la consulta de datos durante el propio debate
Hay distintas maneras de organizar la información. Aquí hablaremos de las fichas.
– Las fichas. Son un importante instrumento de consulta, ya que contienen la información fundamental obtenida de cada fuente. Estructura de una ficha bibliográfica: Esta estructura básica se puede adaptar a otro tipo de fuentes: artículos de prensa, reportajes de televisión, entrevistas personales… Siempre debe realizarse de la manera que resulte más cómoda para aquellos que van a utilizar esa información. El contenido debe limitarse a una información muy concreta (datos numéricos, citas, etc.), y es aconsejable que cada ficha incluya el nombre de la persona que consiguió esa información, para posibles consultas posteriores. Para poder buscar información durante el debate de manera ágil, las fichas deben estar ordenadas y organizadas en un fichero que cuente con una primera ficha-índice. Una sugerencia es agrupar las fichas por áreas o bloques de argumentos y establecer un código diferenciador (alfanumérico, por colores, etc.).
Además, si las fuentes utilizadas son diferentes, pueden tenerse dos ficheros: uno para la postura A Favor y otro para la argumentación En Contra. En cuanto al fichero, el lugar en donde ubiquemos las fichas debe ser manejable. En el caso de utilizar un sistema electrónico, este problema estará solucionado por cualquiera de las bases de datos habituales.
Partes de un discurso
1.- EXHORDIO:
- Captar la atención.
- Captar la benevolencia.
2.- ANÁLISIS DE LA PROPOSICIÓN
3.- ANTICIPACIÓN
4.- DESARROLLO DE LOS ARGUMENTOS
5.- REFUTACIÓN:
- Contraargumentar defendiendo nuestros argumentos y atacando las posturas contrarias.
- Siempre un punto más de ataque que de defensa.
- Tiene que mantener la estructura del discurso: JUICIO – ATAQUE – CONCLUSIÓN
- Se pueden plantear preguntas.
6.- CONCLUSIÓN:
- Debe empezar y acabar con un exhordio.
- Sin preguntas ni datos nuevos
- Debe recapitular fases anteriores
- Argumentar implícitamente que hemos ganado
El debate
Cada equipo defenderá una postura opuesta (A favor o En contra), pero dentro de esta polaridad existen numerosos matices desde los cuales el tema puede ser enfocado. La investigación debe desembocar en planteamiento original y certero, que sea difícil de rebatir por parte del equipo contrario. Cada equipo debe redactar una proposición para cada postura, que será la línea central del discurso. Es necesario que sea un enunciado afirmativo, sin contradicciones y acorde con los valores sociales.
ESTRUCTURACIÓN DE LAS IDEAS.
A partir de esta proposición se desarrollará un esquema que permita presentar los argumentos de forma lógica y ordenada, relacionando unas ideas con otras:
- Puntos principales: Son aquellos que deben estar presentes inexcusablemente en las conclusiones. Se dividirán las ideas en grandes apartados, diferentes unos de otros.
- Ideas subordinadas: Dentro de cada apartado principal se incluirán las ideas específicas que respaldan el argumento general.
- Anotaciones: Las fichas que cada equipo preparará para utilizar en el debate pueden incluir desde datos cuantitativos hasta citas de personajes históricos, pasando por sus propios esquemas en que reflejan el mecanismo que han utilizado para asociar las ideas entre sí.
Se debe tener en cuenta que demasiada subordinación puede perder incluso al propio orador, por lo que los bloques deben estar bien diferenciados y tener una estructura clara. Estar organizados no sólo es importante a la hora de confeccionar el discurso, sino también en la exposición de cada idea en concreto. Para cada argumento puede utilizarse el esquema:
A-R-E (Afirmación- Razonamiento- Evidencia), que dejarán claro a los jueces que cada parte del discurso está estudiada y documentada convenientemente.
Ejemplo:
Afirmación: Debería prohibirse fumar en lugares públicos Razonamiento: El tabaco es perjudicial para la salud, tanto del fumador como de quienes le rodean.
Evidencia: Según el informe de la OMS del pasado año, el número de afectados de cáncer de pulmón asciende a ……
REDACCIÓN DEL DISCURSO.
El discurso se tratará más profundamente en el apartado de oratoria. Aquí simplemente se darán unos consejos para su redacción:
- Preparar la Exposición Inicial y un esbozo de las conclusiones (probablemente se modificarán a lo largo del debate).
- Repartir los argumentos a lo largo de las distintas intervenciones, dejando los argumentos decisivos para el final.
Un discurso sirve como referencia, pero no debe ser seguido al pie de la letra, ya que carecerá de la necesaria adaptación que dará “sabor” al debate.
LA EXPOSICIÓN INICIAL
Cada equipo expondrá su perspectiva con respecto a la cuestión a debatir, estableciendo las líneas generales de su argumentación. La exposición inicial será la primera referencia que el jurado tendrá de cada equipo, por lo que es muy importante la impresión que se cause con ella. Debe ser amena, que llame y mantenga la atención. Además, el equipo que abra el debate tendrá la tarea de eliminar la tensión inicial. En general, la proposición del equipo A Favor consistirá en la necesidad de llevar a cabo un cambio en la situación existente (sobre todo en temas con un condicional en su enunciado, del tipo: ¿Deberían tomarse medidas para limitar la violencia en la programación infantil?), y por tanto deberá poner de manifiesto los motivos que le llevan a solicitar dicho cambio y proponer una alternativa viable para solucionar el problema. Por su parte, el equipo En Contra se encargará de demostrar que la situación existente es la menos perjudicial de las posibles. Como veremos más adelante, también puede optar por presentar una alternativa a la resolución establecida en el enunciado del tema. Lógicamente, el contenido de las exposiciones iniciales variará en función del tipo de tema a debatir, y de la forma en que éste esté enunciado, por lo que no profundizaremos más en este aspecto.
REFUTACIONES
Es el momento de llevar a cabo el intercambio de réplicas y contrarréplicas entre los dos equipos. El objeto de una réplica es poner de manifiesto las contradicciones en las afirmaciones del equipo contrario, las lagunas informativas, y en definitiva, demostrar la debilidad de sus tesis. Por el contrario, una contrarréplica buscará fortalecer la propia posición. En los turnos de refutaciones ambos equipos deben aprovechar para:
- Reforzar los propios argumentos y hacer visibles los puntos débiles de los contrarios
- Introducir nuevos argumentos. No se deben agotar todas las bazas en la Exposición inicial, sino que se deben distribuir convenientemente a lo largo de todo el debate. De hecho es fundamental dejar los argumentos más contundentes para el final. Así se consiguen dos cosas: que el jurado los recuerde mejor y que el equipo contrario no tenga posibilidad para reaccionar.
- Dar la vuelta a las objeciones que el equipo contrario haya podido encontrar a las propuestas de nuestro equipo
CONCLUSIONES
Se trata de la última intervención, y en muchas ocasiones es el turno en que se decide el resultado del debate. En ellas cada equipo deberá:
- Demostrar la primacía de su caso con respecto al del equipo contrario.
- Hacer un resumen de los argumentos principales empleados. Todas las ideas generales han tenido que exponerse ya. No es momento de sorprender al jurado con un nuevo argumento, sino de reafirmar los que se han esgrimido a lo largo del debate.
- Mencionar los motivos por los que la posición contraria no es viable.
- Hacer una despedida contundente, que preferiblemente se base en la fortaleza de la propia postura.
ARGUMENTOS
Los debates versarán sobre una cuestión de actualidad polémica, generalmente de ámbito social. El tema se enunciará en forma de afirmación o pregunta, que puede estar precedida de un pequeño texto introductorio. Pueden darse dos tipos de enunciado del tema:
- Una pregunta en condicional que exprese la necesidad de un cambio en el actual curso de acción de un sujeto agente (¿Debería el Gobierno proponer una reforma del Código Penal para asegurar el cumplimiento íntegro de las penas en condenas por delitos de sangre y sexuales?)
- Una afirmación descriptiva acerca de una cuestión política, social o económica actual. (La moda y la publicidad son los responsables de la expansión de la anorexia como una epidemia).
A cada equipo le será adjudicada por sorteo una postura. Así, el equipo A Favor (AF), tendrá que defender que el enunciado del tema es la opción que más se acerca a la realidad, o el mejor curso de acción posible con respecto a una determinada situación, y el equipo En Contra (EC) tendrá que demostrar lo contrario.
ASPECTOS BÁSICOS DE LA ARGUMENTACIÓN A FAVOR
La tarea del equipo A favor es defender la resolución o afirmación del tema. Cuando el enunciado del tema incluye un condicional, AF debe demostrar que es necesario que un agente (el gobierno, una institución, etc.) lleve a cabo un cambio en su posición actual con respecto a la cuestión que se está tratando. En este caso, AF tendrá que elaborar una propuesta específica para llevar a cabo este cambio. Este plan debe presentar ventajas con respecto a la situación actual de modo que el jurado se convenza de que realmente es necesario un cambio en este sentido. Para demostrar estas ventajas, AF debe probar:
- Que aquello sobre lo que versa su argumentación no está siendo bien gestionado por el sistema actual. Esto puede ser debido a diferentes motivos (por la mentalidad del sujeto agente, por la existencia de factores estructurales que lo impiden, como una ley, por ejemplo, etc.)
- Que existen problemas derivados de las medidas que se toman (o no se toman) actualmente. Es importante demostrar la existencia de estos problemas, ya que de no ser así, no tendría sentido abogar por un cambio.
- Que su propuesta es, de hecho, una solución mejor para el problema o problemas que se están tratando.
ASPECTOS BÁSICOS DE LA ARGUMENTACIÓN EN CONTRA EC
Puede optar por orientar su caso hacia distintas vías:
- Defender la situación actual como la menos perjudicial de las posibles.
- Aceptar que la situación actual no es la mejor posible, pero demostrar que el plan de AF no es válido.
Defender el status quo es complicado, debido a que generalmente todos los participantes en el debate quieren hacer una aportación para mejorar la situación, además de otros factores, como por ejemplo, el dinamismo del sistema. Sobre todo en los últimos tiempos, estar en contra del cambio significa ir contra la marcha natural de la sociedad. EC podría argumentar en este caso que la situación actual previene ciertos efectos negativos, o que es preferible al escenario que resultaría de la aplicación de la propuesta de AF. Si EC elige centrar su caso en el rechazo del plan de AF, puede seguir diferentes estrategias:
- Argumentar que no ofrece una solución real a los problemas que el enunciado del tema pone de manifiesto. Aunque se trate de una buena idea, si no se ajusta a los términos del tema, no puede ser considerada válida.
- Demostrar que de ser implementado, acabaría provocando más problemas que beneficios. En este caso, EC deberá ofrecer una alternativa viable.
En caso de ofrecer un plan alternativo, el momento de exponerlo será, lógicamente, después de que AF haya planteado su propuesta (generalmente, en uno de los turnos de refutación, aunque puede ser en la exposición inicial de EC si AF abre el debate y establece desde el principio su plan de acción). Se trata de una proposición de lo que debe hacerse, por lo que debe incluir los porqués y los cómos. Para que este plan alternativo sea aceptado por el jurado como válido deben darse algunas condiciones:
- Que se mantenga dentro de una posición contraria a lo que establece el enunciado del tema (no olvidemos que lo ofrece el equipo En Contra)
- Que no pueda coexistir con el plan de AF.
- Que suponga ciertos beneficios con respecto al plan de AF y el status quo. Es decir, EC deberá dejar patente un problema que existe o que existiría de llevarse a cabo la propuesta de AF, y que será solucionado por su alternativa.
Hemos mencionado que AF debe establecer las ventajas de su plan. La función de EC será entonces poner de manifiesto las desventajas que acarreará, y además demostrar que éstas superan a las ventajas (es decir, que el resultado final neto es negativo).
ESTRUCTURA DEL DEBATE
ESTRUCTURA
Realizar exposiciones ordenadas ayuda al jurado a seguir la línea de pensamiento del equipo. Podemos distinguir entre:
- Estructura del discurso: orden lógico de las ideas a exponer. El criterio de ordenación puede ser muy diverso en función de la estrategia adoptada, pero el conjunto debe presentar una coherencia (exponiendo, por ejemplo, causas antes que efectos). El objetivo es facilitar la comprensión por parte de aquellos que lo escuchan y tienen que valorarlo.
- Estructura interna de cada intervención: introducción, cuerpo y conclusión. Se trata de una estructura base para todas las intervenciones, sea cual sea el turno en el que se encuentre el orador.
LENGUAJE
Un buen orador utiliza un lenguaje correcto y un vocabulario amplio para dar a sus ideas una forma elegante y efectiva. Algunos de los aspectos que debe cuidar son:
- Corrección sintáctica y morfológica en la composición de las oraciones.
- Corrección semántica (utilización de la palabra precisa para la idea que quiere expresar)
- Riqueza de vocabulario (huyendo de palabras pretenciosas). Se trata de disponer de palabras adecuadas en todo momento. Es útil:
- El conocimiento y la utilización de sinónimos y antónimos
- Trabajar sistemáticamente en la ampliación de vocabulario.
- Intentar evitar el uso de palabras excesivamente técnicas, vocablos extranjeros… que puedan no ser comprendidos por el público.
Además de una exposición correcta, un orador que pretenda convencer debe asegurarse de que es escuchado. Un buen discurso debe ser dinámico, ameno (divertido cuando la ocasión lo permita) y atrayente, que despierte y mantenga el interés de la audiencia y la involucre en la causa que se está defendiendo. Para ello puede servirse de distintas técnicas:
- Utilización de imágenes, figuras literarias y recursos estilísticos. Adornan el discurso y lo hacen más gráfico. Algunos de ellos (metáforas, símiles, refranes, etc.) forman parte del lenguaje cotidiano, de modo que en ocasiones son utilizados sin tener consciencia de ello.
- Utilización del humor; para escapar de situaciones de tensión, romper el ritmo en un momento determinado, ganarse el favor de la audiencia, etc.
ASPECTOS FORMALES
Cada persona tiene una manera diferente de hablar, y es importante que cada orador imprima su sello personal en sus intervenciones. Sin embargo, hay requisitos que deben cumplirse en todo caso:
- Clara y correcta pronunciación. No se puede pedir a la audiencia un doble esfuerzo: por un lado comprender las ideas que subyacen en el discurso y por otro, entender las palabras que salen de boca del orador. El primero es inevitable, pero es requisito imprescindible de un buen orador tener una pronunciación clara y precisa, para facilitar una comprensión inmediata.Es importante que la pronunciación no sea forzada, ya que se perdería naturalidad. Como toda capacidad, la pronunciación puede entrenarse. Existen diversas prácticas que permiten mejorar la dicción. Algunas de ellas son:
- Leer en voz alta a diferentes velocidades
- Hablar o pronunciar un discurso con un bolígrafo o similar entre los labios.
- Hablar en voz alta tomando conciencia del movimiento y posición de los labios y la lengua al pronunciar las diferentes sílabas.
- Practicar con trabalenguas populares.
- Velocidad del discurso. Tiene relación directa con el apartado anterior, ya que si un orador habla demasiado deprisa, no será capaz de terminar las palabras y oraciones, y su pronunciación será deficiente. Por otra parte, si la audiencia tiene que realizar un gran esfuerzo para seguir al orador, acabará cansándose y dejará de escucharle. Si el discurso es demasiado lento, los oyentes se aburrirán y el resultado final será el mismo.Hay que procurar adaptar la velocidad al momento del discurso, y sobre todo, al tema a tratar. Temas profundos, que deban ser tratados con especial seriedad o que requieran un esfuerzo de comprensión por parte de la audiencia siempre conllevarán un discurso más lento que las anécdotas o los temas superficiales.
- Pausas. Todo orador necesita introducir en su exposición pequeñas pausas para respirar y regular su entonación. Este tipo de pausas son en lenguaje hablado el equivalente de los signos de puntuación en el lenguaje escrito, y son necesarias para que el orador no se quede sin aire, para separar ideas, etc.Durante una exposición prolongada, es recomendable hacer pausas cada cierto tiempo para beber agua, con el fin de limpiar las cuerdas vocales y así evitar el cansancio de la voz. De lo contrario se puede producir ronquera y dolor de garganta. Existe otro tipo de pausas, de duración algo mayor, cuya función es esencialmente psicológica. Mediante ellas el orador puede perseguir distintos fines:
- crear una expectativa o conseguir el silencio del auditorio antes de iniciar el discurso
- separar partes diferenciadas de la exposición
- llamar la atención sobre un dato importante después de haberlo enunciado
- hacer reflexionar al público sobre una pregunta hipotética o afirmación realizada antes de continuar con su exposición
Es importante para un orador saber introducir un silencio en los momentos clave de la exposición. Una pausa oportuna es muestra de dominio de la situación y ausencia de nervios. Siempre hay que tener en cuenta que los silencios también comunican, por lo que la actitud durante ellos es muy importante: movimientos pausados, respiración controlada, mirada al auditorio, etc.
- Modulación correcta de la voz. Se trata de dar la entonación y el volumen apropiados para cada parte del discurso, con el fin de dar énfasis a los datos importantes, recuperar la atención de la audiencia mediante cambios bruscos de volumen (aumentándolo o bajándolo), etc.Cada orador debe trabajar para ser capaz de aumentar el volumen sin resultar estridente y bajarlo manteniendo la firmeza. Se debe huir de exposiciones lineales que resultan monótonas y acaban distrayendo la atención de la audiencia. Por otro lado, el volumen medio de la voz debe ser tal que todo el auditorio pueda escuchar las exposiciones sin esfuerzo (hay, por tanto, que hablar para aquellos situados en las últimas filas). Además, hay que considerar que el volumen apropiado no será el mismo en una sala llena que vacía, en una sala alfombrada que con suelo y paredes de madera, ya que en los primeros casos el sonido es absorbido, mientras que en los segundos no.
- Timbre de voz. Cada orador debe conocer su timbre de voz, y realizar esfuerzos por corregir posibles deficiencias (voz excesivamente grave o aguda, nasal o gutural). Nadie oye su propia voz tal y como les suena a los demás, por lo que es importante realizar ensayos ante otras personas y grabaciones a partir de las cuales analizar los aspectos que es preciso mejorar.Tener una voz agradable resulta de gran ayuda para todo orador, ya que será lo primero que perciba el público una vez comience el discurso, y contribuirá a mantener la atención durante éste.
- Evitar las muletillas. Hay que prestar atención en cómo se empiezan las frases, eliminando los “humm”, “eeh”, “bueno”, etc. Durante la exposición debe evitarse la repetición de expresiones como “es decir”, “por supuesto”, “o sea”. Las muletillas tienen un efecto cacofónico y el público se distrae, acabando por estar más pendiente de contar las veces que un orador pronuncia una palabra determinada que de escuchar el contenido de sus mensajes.
LA PUESTA EN ESCENA
Es importante ganarse desde el primer momento el favor del auditorio. Las reacciones del público, sin ir más lejos, serán tenidas en cuenta por el jurado inevitablemente. Por tanto, todo el equipo debe cuidar desde su entrada a la sala su actitud y comportamiento, y no sólo las palabras que emiten los oradores. La audiencia -el jurado y el público- que presencia un debate no se limita a escuchar, sino que son espectadores que observan todo lo que sucede en la sala. Esto debe ser tenido en cuenta por todos aquellos que se encuentren debatiendo (y no sólo por los oradores que se encuentren en su turno de intervención). Así, existen toda una serie de elementos que, sin formar parte de la argumentación propiamente dicha, llegan a influir en la decisión de aquellos que tienen que determinar el resultado del debate.
EL LENGUAJE NO VERBAL.
Los gestos y movimientos transmiten expresividad a los mensajes, aportando información que complementa el significado de las palabras. Es por tanto, una labor importante (y complicada) controlar toda la información que se emite a través de la comunicación no verbal. Factores clave en la comunicación no verbal:
- Naturalidad: Aunque los ademanes que acompañan a un discurso deben ensayarse, su ejecución debe ser natural y sin exageraciones.
- Coherencia con lo que dice el discurso.
- Coherencia con la personalidad del orador.
Algunos de los elementos no verbales que emiten información son:
- La postura: Erguida, al tiempo que relajada. Si se está de pie es conveniente repartir el peso de forma uniforme entre ambas piernas, ya que es menos cansado y se evita el balanceo entre una pierna y otra que puede distraer a la audiencia. Si existe el espacio suficiente, el orador puede andar por la sala mientras realiza la exposición, lo cual dará sensación de naturalidad y seguridad. Si se está sentado, se debe inclinar ligeramente el cuerpo hacia delante, para indicar interés.
- Los gestos. Son manifestaciones de los sentimientos de una persona en un momento determinado. A través de las expresiones de la cara, los brazos, etc. un orador puede comunicar toda la gama de matices que van desde la inseguridad hasta el aplomo, desde la sorpresa hasta la certidumbre de que algo iba a pasar, desde la indiferencia hasta la emoción.Existen gestos que tienen un significado aceptado generalmente por la sociedad: mover la cabeza de arriba abajo supone afirmar, guiñar un ojo es un signo de complicidad, etc. Sin embargo, debe tenerse en cuenta si los receptores pertenecen a la misma cultura que el orador, ya que un determinado gesto puede tener significados muy diferentes, e incluso opuestos. Otro aspecto relevante en cuanto a los gestos es su amplitud y velocidad. Los gestos grandilocuentes resultan demasiado teatrales, de modo que parece que el discurso carece de contenido. En cuanto a los gestos bruscos, aspavientos, etc. suelen darse cuando el orador está nervioso y no controla la situación. Al igual que con las palabras, el ritmo de los gestos debe adecuarse al contenido del discurso y el momento en que se encuentra el debate.
- Las manos. Un problema bastante frecuente, sobre todo en las primeras intervenciones en público, es que no se sabe qué hacer con las manos. Vuelve a ser importante la naturalidad. No se deben mantener los brazos rígidos pegados al cuerpo, ni gesticular constantemente. Para controlar los movimientos de las manos, se pueden mantener ocupadas sujetando las notas, el micrófono (si la sala dispone de él) o un bolígrafo, aunque hay que tener cuidado: jugar con el bolígrafo o repiquetear sobre la mesa o el atril con él demuestra nerviosismo.
- La mirada. Se podría considerar el apartado fundamental de la comunicación no verbal, ya que su importancia viene determinada en dos sentidos: por un lado, permite al orador conocer la impresión que sus palabras están causando en la audiencia, y por otro, proporciona información acerca del propio orador.Con respecto al primer punto, es fundamental establecer un contacto visual directo con los receptores, mirando a aquel grupo de la audiencia al que va dirigido el discurso en ese momento determinado (el jurado, el equipo contrario, un sector concreto del público, etc.). Se trata de que cada receptor sienta que el mensaje va dirigido concretamente a él, en lugar de ser un discurso preparado para una masa. Además, a partir de la retroalimentación que supone la reacción del público, el orador podrá ir adaptando los mensajes tanto en tono como en contenido, en función de lo que sea necesario en ese momento. La mirada debe ser utilizada para captar y retener la atención, pero también para ganar confianza. Así, cuando se inicia una exposición es conveniente centrar la mirada en sectores del público que demuestran una actitud interesada, para después posarla alternativamente en otros, intentando abarcar a todos los grupos. En cuanto al segundo apartado, la mirada es el signo externo que evidencia el estado interno del orador, debido a que es uno de los elementos más difíciles de controlar. A través de ella, el emisor de los mensajes manifestará su seguridad, determinación, o por el contrario, su incomodidad, timidez, duda, etc. Es por ello importante no tener miedo a mirar al interlocutor a los ojos, lo que demuestra confianza y franqueza. Por otro lado, hay que tener en cuenta la forma de mirar, ya que una mirada fija en una persona durante mucho tiempo puede ser interpretada como un desafío, una amenaza o un signo de mala educación.
INDUMENTARIA
En cualquier tipo de comunicación, la primera impresión sirve para predisponer al público. En el caso de una comparecencia en público, esta primera impresión viene inevitablemente determinada por la presencia. No se trata tanto de las características físicas del orador, sino de su porte y lo adecuado de su indumentaria para la ocasión, lo que en primer término ganará el favor de la audiencia. Cada ocasión requiere un tipo de atuendo, y es tan incorrecto equivocarse por defecto como por exceso. La atención del jurado y la audiencia no debe distraerse de lo esencial, que es el discurso.
EL ESPACIO.
Según el profesor Edward T. Hall, se considera distancia pública aquella que está entre los 360-750 cm. Generalmente el orador se encontrará detrás del atril, y la distancia que exista entre éste y la mesa del jurado o el público condicionará, entre otras cosas, su tono de voz. Sin embargo, una buena utilización del espacio es una buena herramienta para los oradores, que pueden utilizar la libertad de movimientos (aproximaciones, paseos por la sala, etc) para llamar la atención, resaltar algo, etc.
CONTROLAR LOS NERVIOS.
Es inevitable un cierto grado de nerviosismo antes de cualquier actuación importante, sobre todo si es ante un auditorio nutrido. Esto es algo natural, y por tanto no es negativo, siempre y cuando los nervios no hagan perder el control. Es importante que este estado no trascienda al jurado, la audiencia, y mucho menos al equipo contrario. Por ello es conveniente evitar signos evidentes de nerviosismo, tanto en el orador (miradas intranquilas a un lado y otro, movimientos bruscos, balanceos) como en su equipo (atención a las reacciones a los golpes de efecto del equipo contrario). Algunas personas sufren de lo que se conoce como “miedo escénico”. Es el temor al fracaso o a hacer el ridículo, principalmente, lo que lo ocasiona que en los momentos previos a una intervención el orador llegue a creerse incapaz de realizarla. Otro de los problemas relacionados con los nervios es la posibilidad de quedarse con la mente en blanco. Hasta el orador más preparado puede sufrir un bloqueo y olvidar por completo su discurso. En estos casos, es conveniente comportarse con naturalidad y reconocerlo abiertamente. En este caso, será tarea del equipo prestar su ayuda para llenar ese vacío. No existe mucha diferencia entre hablar frente a una docena de personas y un centenar. Si es capaz de conservar la calma frente a un auditorio pequeño, el orador será capaz de realizar sus exposiciones ante un número mayor de personas. Por tanto, los ensayos que puedan realizarse antes del debate frente al resto de los miembros del equipo, la red de colaboradores o un grupo de amigos pueden resultar de gran ayuda para vencer ese miedo a hablar en público. Aún queda una dificultad mayor: las cámaras de televisión. Muchas personas acostumbradas a intervenir en público se cohiben frente a una cámara y no son capaces de articular palabra y pensar con claridad. Esto también debe ensayarse.
miércoles, 6 de marzo de 2019
RECURSOS
Discursos de cine
Cómo hablar en público:
Consejos de oratoria
La oratoria es, según Platón, “el arte de ganarse la voluntad humana a través de la palabra”. Se trata de una definición escueta pero tremendamente gráfica. Por medio del lenguaje hablado el ser humano es capaz de cambiar las opiniones, sentimientos e incluso las acciones de aquellos que le rodean, y que en un principio partían de unos supuestos diferentes a los nuestros. La oratoria parte de la base de que la forma en que se expresan las ideas es tan importante como la esencia que encierran. No basta con expresar en voz alta las ideas, sino que la forma en que tiene lugar esta expresión determina el efecto que las palabras tienen en aquellos que las escuchan. Se trata de que el mensaje que recibe el receptor coincida exactamente con lo que quiere expresar el emisor, y que además tenga la fuerza suficiente como para que sea aceptado como verdadero.
EL DISCURSO
Una vez se cuenta con la información obtenida durante la investigación, ésta debe traducirse en el discurso que el orador pronunciará. El núcleo central del discurso será la idea que se pretende transmitir, a la que habrá que dar forma de modo que atraiga, interese y convenza. Se trata de saber cómo decir lo que se quiere decir. Hablaremos de discurso refiriéndonos al conjunto de todas las intervenciones que realizará un equipo. Un buen discurso tendrá las siguientes características:
- Agilidad: frases cortas, que son más fáciles de pronunciar y entonar por parte del orador, y sobre todo, de recordar por el público. Hay que tener cuidado, sin embargo, para no caer en lenguaje telegráfico.
- Que exprese mensajes veraces, concretos, relevantes y sin ambigüedades
- Adecuación (tanto en el fondo como en la forma):
- a la audiencia (cantidad y características). El discurso siempre debe redactarse desde el punto de vista de quien lo va a escuchar. Los aspectos fundamentales son el nivel cultural, grado de conocimiento del tema, sus inclinaciones personales con respecto al tema, etc. Aunque el orador conozca en profundidad la materia, no debe dar ningún dato por sabido. No será incorrecta la utilización de tecnicismos, siempre y cuando se acompañen de una explicación acerca de su significado para asegurar su comprensión por parte de todos los oyentes.
- al lugar en que se pronuncie el discurso (dimensiones, materiales, características…).
- al tiempo (los turnos son limitados)
- a las características del propio orador
- Corrección. En dos sentidos. Por un lado, corrección “técnica”, es decir, semántica, morfológica y sintácticamente. Por otro, el discurso debe pronunciarse siempre con educación y respeto hacia todos los interlocutores, jurado y público.
- Flexibilidad. El discurso debe estar preparado de antemano, pero a la hora de exponerlo debe tenerse un alto grado de flexibilidad con respecto al texto, ya que:
- incluso el lenguaje escrito más dinámico resulta poco natural cuando se traslada literalmente a palabra hablada. El orador debe hacer suyas las palabras que ha preparado, y demostrar que está firmemente convencido de sus afirmaciones.
- durante el debate pueden haber surgido aspectos interesantes relacionados con el contenido de la exposición que deben ser respondidos. Se trata de tener agilidad mental y capacidad de improvisación para adaptar las intervenciones al curso del debate.
Para asegurar un equilibrio entre la preparación y la espontaneidad, el orador puede preparar un archivo o fichero con bloques de argumentos, que le servirán como complemento a sus exposiciones. Cada bloque tendrá un título, y contendrá todas las evidencias (ejemplos, citas, datos, etc.) que respalden el mismo argumento genérico.
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